Goobdye Yellow Brick Road o cómo caer con estilo hacia el espacio exterior

Editorial: Felipe Useche

Con su doble entrega en 1973, Elton John se dispuso a viajar al infinito y más allá

En 1973 Elton John rozaba el cielo con los dedos. Su último álbum, “Don’t Shoot Me I’m Only the Piano Player” había conquistado durante semanas la cima de las listas en ambos lados del Atlántico, pero, aunque la vista desde lo alto sea emocionante, una pregunta se iba asentando en el británico: ¿en qué momento viene la caída?

La pregunta no es banal. La fama es efímera, y no siempre uno puede confiar en que las musas vengan al rescate y te eleven de nuevo a la relevancia. Entonces, Elton John,decidió reunir a su equipo y sacar un segundo álbum en1973, el sexto de su discografía. 21 canciones y 12 días después, componiendo al lado de Bernie Taupin, había un álbum doble titulado: “Goodbye Yellow Brick Road”.

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El título es muy sugestivo. El camino de ladrillos amarillos es la promesa de aventura y fantasía, pero, a la larga conducen a la ciudad Esmeralda cuyo genio, el Mago de Oz, no es más que un impostor. Así es la canción que da título al álbum, un viaje lleno de aventura y alegría que nunca llega del todo a su final, sino que se mantiene flotando, precario, sobre la batería y el piano y un coro de suaves alaridos.

En 1973, Elton John rozaba el cielo con los dedos y, por mirar abajo, se le olvidó mirar a las estrellas. El álbum no sólo replicó sus éxitos pasados, sino que los superó con creces. Con absolutas joyas como “Bernie and the Jets”, “Saturday Night’s Alrtight (For Fighting)” y “Candle in the Wind” el álbum fue recibido como el clásico en el que se convirtió.

Uno de los más amados y mejores álbumes de uno de los músicos más prolíficos, creativos y respetados de la historia de la música. Al final del día, las grandes aventuras no están hechas de los tesoros al final del arcoíris y Elton John se le olvidó que no es difícil caer al suelo, cuando eres Rocket Man.

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