Cuando ABBA se volvió ABBA

Editorial: Felipe Useche

El año era 1976. Un grupo sueco formado en 1972 estrenaba su cuarto álbum de estudio. La banda no era desconocida, para nada. Habían logrado una fama global moderada gracias a su aparición en Eurovisión y las excelentes ventas de sus primeros tres álbumes. Luego de casi un año de grabaciones, el grupo estrenó en octubre su nuevo disco titulado “Arrival.”

El resultado del lanzamiento se hizo sentir a las pocas semanas y si tuviéramos que resumir su éxito sólo basta con citar una de las canciones del disco: “Money, Money, Money.” No bajó del lugar 20 en las listas semanales de todo el período 76-77 en al menos 20 países distintos, con varios primeros lugares en Europa y Australia. El álbum incluye algunos de los mayores éxitos de ABBA, como “Dancing Queen”, una canción que se convirtió en un himno atemporal y sigue siendo uno de los temas más reconocidos y bailados de la música pop.

Uno de los elementos que distingue a Arrival es su capacidad para abordar sus temas emocionalmente cargados a través de un esquema musical alegre y accesible. Las voces de Agnetha Fältskog y Anni-Frid Lyngstad, armonizadas de manera impecable, contrastan con las letras más melancólicas de canciones como “Knowing Me, Knowing You”, mostrando la dualidad de la música de ABBA. El éxito de Arrival formó el sonido del pop de los años setenta y con los años se convirtió en el álbum definitivo de la agrupación. En 1976, ABBA dejó de ser un simple grupo y se convirtieron en una leyenda.